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¿A quién vamos a engañar? Dormir la siesta es uno de los mayores placeres de la vida. Todos (o casi todos) deberíamos echar una cabezadita a menudo después de comer, pero ojo, con algunas limitaciones y condiciones que te explicaremos más adelante.

El doctor James Maas indica en su libro Sleep for Success que "la siesta es una forma fácil y saludable de aumentar rápidamente nuestro estado de alerta, concentración, productividad, creatividad y humor".

Al mismo tiempo que nos recarga de energía, la siesta es un buen método para reducir nuestro estrés y además nos permite realizar una pequeña pausa en medio de un día de trabajo. ¿Increíble verdad? Solo hay una pega y es que si sufres problemas de insomnio tienes totalmente prohibidas las siestas.

Los beneficios son muchos, pero solo hay una forma de alcanzar la perfección durante el sueño diurno: teniendo en cuenta la hora, el lugar y la duración. Según los científicos de la NASA, la siesta perfecta debe durar 26 minutos.

Lee con atención nuestros consejos sobre cómo dormir la siesta porque si cumples las reglas del juego podrás maximizar tu rendimiento durante el día y llegar a la noche sin problemas para conciliar el sueño. 

Cuándo dormir la siesta y durante cuánto tiempo

Cuando nos recostamos con intención de echar una cabezadita, no siempre conciliamos el sueño a la primera. La siesta requiere de unas condiciones fisiológicas concretas que favorezcan el sueño y nos ayuden a dormir. Es por ello que, según recomiendan los expertos, las mejores horas para echarse la siesta están entre la 1 y las 3 de la tarde. Esto se debe a dos motivos; por una parte, ya hemos pasado la mitad de nuestro día realizando alguna actividad que ha requerido de nuestro esfuerzo físico o mental y por otra, es el momento en el que terminamos de comer.

Si eres de este planeta sabrás que después de comer nos suele entrar un sueño terrible ¿pero por qué sucede esto? Al estar en plena digestión estamos segregando un montón de sustancias, entre ellas, la glucosa y el almidón, ambas presentes en los carbohidratos. El almidón hace aumentar los niveles de melatonina, mientras que un mayor nivel de glucosa en sangre hace que descienda la cantidad de orexinas. Ambos procesos químicos provocan sueño y contribuyen a hacernos sentir cansados, justo cuando acabamos de comer. Vaya, vaya... Ahora que sabes esto ya puedes poner la excusa perfecta para hacer la siesta.

Pero no corras y sigue leyendo; dormir la siesta depende de las necesidades de cada uno y del tiempo del que se disponga. Una cosa debes tener en cuenta y es que las siestas son mejores cuando las haces seis horas después de haber despertado por la maña, porque en este momento tu ritmo circadiano disminuye y la sensación de sueño aumenta. Si lo haces de esta forma serás capaz de levantarte en cuanto suene la alarma. 

Siempre es recomendable descansar un poco cuando has terminado de comer o antes de volver al trabajo, pero, ¿cuánto tiempo? Dentro de nuestros trucos para echar la siesta tenemos los tres intervalos de tiempo más adecuados:  

Una siesta rápida de 15 o 20 minutos

Si no sabes cómo echar una siesta porque siempre estás muy activo durante el día, este es el tiempo que necesitas. Estas siestas son breves pero efectivas. Te levantarás de mejor humor, despejado y con mayor capacidad de concentración.

Si te gusta el café y lo sueles tomar todos los días, un truco es beberlo justo antes de echar la siesta, así te despertarás de forma natural cuando la cafeína esté empezando a hacer efecto. Te mantiene alerta, pero descansarás a la perfección. Ten cuidado porque si no estás acostumbrado a tomar café podrás pasar parte de la noche en vela. 

Echar una siesta de máximo 30 minutos

Estas siestas de duración media tienen sus peligros, por eso es importante no pasarse de la media hora. Por lo general, alcanzamos un sueño profundo después de 30 minutos y por eso, al interrumpir la siesta en este intervalo de tiempo, evitamos sentirnos como unos zombis.  

Un sueño reparador de 90 minutos

Esta es la reina de las siestas porque en 90 minutos lograrás un ciclo completo del sueño. Si tienes el tiempo suficiente porque es fin de semana o porque tienes la tarde libre, puedes tomarte tu tiempo para echar una cabezadita, pero recuerda poner el despertador.

Con este tiempo de descanso lograrás despejar la mente y aumentar la capacidad de aprendizaje. Te levantarás de mejor humor, lleno de energía y rendirás más en lo que hagas. 

Lo importante en este punto es que no olvides que estos tipos de siesta son complementarios y no reemplazan las horas de sueño que tu cuerpo necesita por la noche. Sin embargo, debemos entender que esto podría depender de cada persona, pues la siesta que es reparadora para ti, probablemente para alguien más no lo sea.  

El lugar de la siesta también influye

Para dormir una buena siesta no sólo hay que tener en cuenta la hora y la duración adecuada, sino también el lugar perfecto. Hablamos de una estancia donde podamos descansar de la manera más cómoda posible.

Busca un lugar tranquilo, silencioso y con luz tenue, donde puedas recostarte y descansar. La sala de estar con las persianas bajadas y la televisión de fondo a bajo volumen es para algunas personas un lugar ideal. Otros, en cambio, prefieren dormir la siesta en su cama.

En verano, por ejemplo, uno de los lugares ideales para echar una cabezadita, es en una hamaca o en una tumbona a la sombra con el sonido de la naturaleza de fondo. Cada persona tiene unas necesidades distintas, por lo que cada uno debe encontrar el lugar que le haga sentir cómodo y relajado.

Cuando sepas el tiempo del que dispones para echarte la siesta, coloca la alarma a la hora indicada, y duerme tranquilo. Hacer un poco de siesta no es una pérdida de tiempo o una costumbre para perezosos, sino una inversión en descanso, que después se traducirá en un incremento de tu rendimiento durante el resto del día.

Cuando desconectas y duermes durante unos minutos, tu cerebro se relaja y cuando despiertas, te sientes recuperado y vuelves a recuperar tu nivel de atención durante al menos 3-4 horas más, cubriendo así el resto de la tarde y, por tanto, lo que resta de tu jornada laboral.

En la siesta, la postura también es importante. Se aconseja dormir de lado o ligeramente recostado sobre un cojín, levantando un poco la cabeza y la parte superior del tronco. Además, para estar más cómodo aún, elige el colchón que mejor se adapte a tus necesidades.

Si después de leer este artículo sigues pensando que no eres de esas personas que necesitan echar una siesta, espera a que llegue el fin de semana y la comida familiar, entonces te darás cuenta.


Desde La Nit Online esperamos que nuestros consejos sirvan de ayuda para que duermas una buena siesta. Ya sabes que lo importante está en el lugar y la hora, pero sobretodo en el tiempo que le dediques. ¡Dulces sueños!